lunes, 18 de agosto de 2008

Los chinos vienen por más

No hay vueltas que darle: China se esmeró en la organización los presentes Juegos Olímpicos Pekín 2008, hasta ahora casi impecables, para decirle al mundo lo que ya se sabe y que ahora se corrobora con hechos y medallas: que es una potencia mundial, no solo económica y cultural, sino también deportiva y que aspira a más. Recursos humanos y naturales y fondos no le faltan..

Al recorrer las calles de la renovada Pekín, donde viven 14,7 millones de personas, se percibe optimismo, dinamismo, progreso, aires de renovación y fervor por unas competencias que se realizan con altura y que dejan complacidos a los anfitriones.
Los chinos y sus autoridades entienden bien que la realización de su Olimpiada constituye una oportunidad dorada para mostrar su país a todo el mundo, sus posibilidades, sus atractivos, su capacidad de hacer negocios, lo que tienen para vender, su capacidad de superación...

Por esa causa, en estos días, en lugar de politizar los Juegos y convertirlos en una barricada ideológica, como en 1980, por ejemplo, lo hicieron los soviéticos, China se ha dedicado a vender en todo espacio posible sus productos y empresas estrellas, para atraer a compradores e inversionistas. No se observan pancartas ni banderas ni mensajes en rojo llamando a ninguna revolución ni pidiendo a los proletarios de todo el mundo que se unan.
Las imágenes y mensajes pulicitarios más vistos aquí son las de las gigantes corporaciones de China, que vertigiosamente avanzan en sus respectivos sectores. Son, entre otras, la empresa de informática Lenovo, la cuarta mayor productora del ordenadores del mundo; la compañía de telefonía celular China Mobile, la mayor del planeta; el Banco de China, China Netcom(CNC), el gigante de las telecomunicaciones e Internet.
Ni siquiera los campeones olímpicos chinos aparecen con tanta asiduidad en anuncios en pancartas, en la TV, en los diarios y en las camisetas que, por ejemplo, llevan los miles de voluntarios que colaboran en los Juegos.
Aunque esto pudiera resultar poco creíble, en China, oficialmente comunista, pero que en realidad se abrió a un fuerte capitalismo de Estado, se ven tantos avisos publicitarios como en cualquier sitio del mundo. La mayoría son de sus productos estrella, aunque también tienen espacio las corporaciones extranjeras que han echado raíces en este país.
Con motivo de la Olimpiada, más de uno ya entiende mejor a la gente del Estado más poblado del sistema y de su sistema politico que mira hacia el futuro y que no desea saber nada del socialismo real y, con seguridad, se ha quitado de encima en estos días los perjuicios que generan los países que han salido o que siguen saliendo de regímenes policiacos. Aunque, claro, resulta complejo imaginar a los chinos viviendo en una democracia de tipo occidental.
En todo caso, después de ganar la Olimpiada, cosa que cada vez se ve más probable, los chinos vienen por más.

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