jueves, 7 de agosto de 2008

Protagonistas olímpicos, no tan inesperados

Ni el nadador estadounidense Michael Phelps, quien aspira a repetir la hazaña de su compatriota Mark Spitz en Múnich 1972. Ni el tenista español Rafael Nadal o su colega suizo Roger Federer, dos de las mayores estrellas del deporte mundial. Tampoco el futbolista argentino Lionel Messi o el brasileño Ronaldinho. Menos aún el ´Dream team´del basquetbol estadounidense con el astro Kobe Bryant a la cabeza o la garrochista rusa Yelena Isinbayeva, poseedora del récord mundial en esa especialidad.
No, los protagonistas, en realidad no tan inesperados, de la preapertura de los XXIX Juegos Olímpicos Beijing (o Pekín) 2008 son dos, por estos días, que pudieran hacer mella en unas justas llamadas a levantar la imagen internacional del país anfitrión.
Por un lado, está el gris protagonismo del dopaje, la peste que al parecer se extiende y ensucia toda clase de competiciones deportivas, como ya ocurrió hace poco en el Tour de Francia, que se ha hecho archifamoso por sus escándalos debidos a las valijas llenas de jeringuillas y sustancias prohibidas. Basta recordar el lamentable suceso relacionado con el ciclista italiano Marco Pantani, quien finalmente se suicidó. ¿Lo recuerdan?...
A causa de la utilización de sustancias no permitidas, antes de que se lance el pistoletazo de salida de las Olimpiadas, al menos 44 deportistas de 11 países han recibido literalmente la bandera roja y no podrán tomar parte en las competencias. Algunos de ellos, como siete atletas rusas, tenían serias posibilidades de ganar una medalla.
La aspiración de subir al podio y merecer el reconocimiento mundial, así como una buena gratificación económica, parece empujar a algunos deportistas hacia el empleo de compuestos prohibidos, con el propósito de mejorar su rendimiento, pese a los controles más rígidos que aplica el Comité Olímpico Internacional (COI). Solo como un ejemplo: los seleccionados rusos que ganen una medalla dorada en los Juegos recibirán 100 000 euros..., aparte de los reconocimientos que pudieran otorgarles las autoridades de las regiones o cudades de las cuales son originarios, y de los contratos publicitarios...
Si el dopaje seguirá como protagonista de las Olimpiadas Beijing 2008 solo se sabrá después de los 4 500 controles antidoping que el
COI planea realizar en estas justas. Durante los Juegos, los atletas, en particular los sospechosos, pudieran ser observados más de una vez en el mismo día. Y quienes reciban sanciones por seis meses o mása causa del uso de compuestos prohibidos se perderán de manera automática la Olimpiada Londres 2012. Pero las fuertes sanciones no constituyen ninguna garantía de que el dopaje cese su protagonismo en los escenarios deportivos.
El otro actor no tan inesperado, que pone a prueba los Juegos y al Gobierno de China no tiene nada de deportivo, pues es estrictamente político. Pese a los esfuerzos del régimen del presidente Hu Jintao, el factor Tíbet está presente. Desde mucho antes de las competiciones, el movimiento en favor de la región himalaya ha desafiado al gigante asiático y durante los Juegos se ve animado a seguir con ese reto. El miércoles último, por ejemplo, activistas pro Tíbet colocaron en pleno Beijing pancartas en favor de la región. Y esa,al parecer, no será su última acción militante...
Pero claro, aparte de esos fantasmas, China igualmente afronta otros, que solo al término de la Olimpiada se sabrá si los superó. Superar a EE.UU. y a Rusia en el medallero general, mejorar la imagen del país, si la elevada contaminación que exhibe Beijing conspira contra los resultados deportivos, el espinoso tema de los DD.HH ... son los otros desafíos. Pero eson son temas para futuras entregas de este blog...

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